Una cosa es saber cómo escuchar a Dios y otra, saber cómo habla Dios. Están muy relacionadas y, ambas son de gran importancia. El entender uno facilita implícitamente el entendimiento del otro. Es decir, si yo sé cómo habla Dios me es más fácil saber escucharlo y, si sé cómo escucharlo implica que sé cómo Él habla.
Mucha gente piensa que Dios ya no habla al hombre hoy en día, porque ya no existen los profetas como Moisés, Elias, Ezekiel, etc. Pues, puede ser que cambie sus maneras de hablarnos, pero sigue hablando al hombre, porque él no cambia. Santiago 1:17 “Dios es siempre el mismo: en él no hay variaciones ni oscurecimientos…” Conforme el hombre y las sociedades evolucionan, Dios ha usado maneras diferentes y adecuadas para comunicarse con el hombre; usted lo puede constatar. Con esto, tampoco quiero decir que ya no use los profetas de hoy.
Dios habla de diferentes maneras pero, necesita que le contestemos. La comunicación es nula cuando una sola persona habla y la otra se limita a escuchar o ni siquiera escucha en ocasiones. Dios nos habla todavía, igual como en los tiempos pasados porque:
- Quiere desarrollar una relación de amor que consista en una conversación entre dos personas.
- Él sabe que necesitamos su dirección de manera clara y concreta para nuestra vida, nuestro andar diario, así como la requerían Josué, Moisés, Jacob, Noe, etc.
- Él sabe que necesitamos consuelo y certidumbre tanto como los creyentes de la antigüedad.
- Él quiere que le conozcamos, lo más importante.
SUS MANERAS DE HABLAR
No siempre Dios habla de la misma manera a todos. Pero los motivos pueden ser los mismos.
- Habla por medio de sueños o visiones.
- Habla mediante revelaciones directas.
- Habla por medio de sus palabras escritas (la biblia), también en algunos casos, de manera audible (como lo hizo con Saulo de Tarso, Balaam, Abraham, etc.)
- Habla por medio de sus profetas.
- Habla por medio de las circunstancias. Pueden ser de varias formas: un fracaso, un éxito, una promoción inesperada, una tragedia, un desengaño, bendiciones excesivas, etc. Todas las circunstancias son para hablarnos.
- Habla por medio de ángeles (como lo fue con María y José, con Zacarias y Elizabeth, Gedeón, etc.)
- Habla por medio del Espíritu Santo (un ejemplo es con Jesús, con Pablo, hechos 16: 6-7) Hay quien lo relaciona como una voz interna, la conciencia. Mientras que no vayas en desacuerdo con la palabra de Dios, porque Dios nunca te va a decir algo que va en contra de su palabra.
- Habla de manera indirecta por medio de otras personas. (el pastor, un hermano de la iglesia, etc) Tú puedes ser instrumento que Dios utiliza para revelarse, por eso, debemos ser cautelosos con lo que decimos, analizar con sobriedad nuestros diálogos con otros.
- Habla en silencio. A veces ya tenemos la respuesta y seguimos preguntando a Dios, buscando lo que deseamos escuchar o que las decisiones de Dios se cambien; y el cielo guarda silencio. Balaam tenía la respuesta de Dios, pero quería volver a consultarlo a ver si cambia de parecer; Jesús sobre la cruz experimentó ese momento de silencio, cuando decía: “Papá por qué me has abandonado”
- Otras maneras como: por medio de las tecnologías, la música, una película, la naturaleza, etc.
FACTORES QUE DETERMINAN LA FORMA EN QUE DIOS SE COMUNICA
Hay 3 factores principales que influyen significativamente sobre el contenido de lo que Dios comunica a sus hijos.
Nuestra relación con él. Nuestra relación con Dios afecta lo que oímos cuando oramos y escuchamos. El único mensaje que puede recibir el incrédulo de parte de Dios es sobre la salvación; que siendo un pecador tiene que buscar a Jesús como su Salvador. Mientras esa persona no conozca a Cristo como su Mesías, no oirá la voz de Dios hablándole de otro tema. En este caso Dios usará alguna otra manera indirecta.
Nuestra comprensión de él. Nuestro entendimiento afecta lo que oímos de Dios también. De manera inconsciente aceptamos puntos de vista basados fundamentalmente en lo que nos enseñaron otros desde la infancia (padres, maestros y predicadores). Nuestra percepción de Dios hoy todavía se compone en buena medida de lo que ellos entendían. La imagen de un Dios dominador, exigente que castiga y reprende si no hacemos las cosas bien. Acercamos con miedos, avergonzados, sintiéndonos condenados, culpables y llenos de frustraciones, temores y ansiedades; en otros casos, hay quienes se dan por vencidos, ya ni se acercan a él...todo eso es porque la noción que tienen de Dios ha sido distorsionada por la actitud, el comportamiento o la enseñanza de otros.
Abrimos una paréntesis:
- Dios es un Padre amante que nos perdona siempre, no es exigente, es paciente. Miqueas 7:18 ¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en la misericordia. Se deleita significa que le encanta, le complace tener misericordia, le complace perdonar… Eso no es algo común sobre la tierra.
- El Dios de la Biblia nos ama incondicionalmente (repito, sin condición). No hay nada que podamos hacer o debamos dejar de hacer para que nos ame más. Él nos amó primero, así como somos. Este amor, sí, es sobrenatural. No significa, por ende, que vamos o podemos hacer lo que nos pega la gana, si es así, no entendamos el evangelio ni el sacrificio que hizo Jesús por nosotros. Citas sobre el amor de Dios (1 juan 4: 8, 11, 19, jeremías 31:3, Mateo 5:46, romanos 5:8, efesios 1:4, 1 corintios 13:4-5)
- Dios es un guía paciente, no es airado. Aunque pueda castigarnos a fin de que regresemos a la ruta, en ninguna parte de la Biblia dice que Dios se enoja cuando uno de sus hijos se extravía. Dios no se enoja, se entristece.
- Dios es un sustentador fiel. Cuando todo el mundo nos abandona, podemos contar con Él. Cuando nadie está dispuesto a permanecer a nuestro lado, allí está él. Es veraz, confiable y consecuente. Es igual que el padre del hijo pródigo.
- El Dios de la Biblia es alguien ante quien podemos presentarnos sabiendo que nos va a recibir con paciencia y comprensión. No es un criticón ni estricto e intransigente. No nos reprende ni nos hace sentir insignificantes porque no logramos el nivel esperado. Tampoco significa, pasar por alto el pecado. ¿Acaso un padre amante destruye a su hijo cuando se porta mal?
Nuestra actitud hacia él. Una actitud de rebeldía, de indiferencia y de orgullo afecta lo que oímos de él.
Primero, nuestra actitud debe ser sumisa. Debemos estar dispuestos a llevar a cabo cualquier tarea que nos proponga.
Nuestra actitud debe ser de confianza. Debemos de estar convencidos de que Dios nos va a llevar en la dirección correcta.
Nuestra actitud debe ser agradecida. Aunque ayer haya sido un desastre, debemos de trasponer los portales de Dios con agradecimiento y alabanza.
Dios no va a seguir hablando con alguien que no le va a hacer caso, que no obedece; pues en este caso usará alguna otra manera indirecta.
SUS PROPÓSITOS AL HABLARNOS
Dios no dice nada a menos de que sea importante y digno de ser recordado. Cuando habla, lo hace de forma precisa y concisa. Cuando la voz de Dios nos parece poco clara, se debe a que generalmente hay algo en nuestra vida que nos impide oír su voz.
Su primer propósito de comunicarnos es:
Que comprendamos la verdad. Y eso no será posible sin el espíritu santo (1 corintios 2:9-14). ¿Pero cuál verdad?
La verdad acerca de Él mismo (para entender y abrazar su majestad, su santidad, su poder, su amor, su gracia y su gozo).
La verdad acerca de nosotros mismos (nuestra posición, nuestra importancia a los ojos del Padre, nuestros privilegios sobrenaturales como hijos).
La verdad acerca de otras personas (que las veamos no como lo ve el mundo sino como instrumentos elegidos y creaciones suyas).
Que seamos conformados con su verdad. Romanos 8: 29. No habla para entretenernos ni para ser oidores pasivos, sino hacedor de su palabra. Hemos de escuchar a fin de comprender, y hemos de comprender a fin de ser moldeados y conformados a su verdad.
Que comuniquemos su verdad. Mateo 28:19-20. Él nunca nos da algo para que lo reservamos para nosotros. Ya sea dinero, discernimiento o la verdad; ha de ser compartido o al menos dar testimonio de Él. 2 Timoteo 2:2, 2 corintios 5:20
Conclusión:
Hermano, usted no puede limitar a Dios de cómo hablarle, Él es grande, ingenioso, emprendedor, inteligente…sabrá la manera adecuada para hablarle en el lugar y momento correcto. Es de nuestra parte, estar atentos de cómo escuchar a ÉL.
Nota: Basado en el libro del pastor Dr. Charles Stanley “Como escuchar la voz de Dios”
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