Basado en Mateo 14:22-33
El apóstol Simón Pedro, también conocido como Cefas ( Juan 1:42 ), es uno de mis personajes favoritos de la Biblia. El ha demostrado tener el coraje, el discernimiento y la sabiduría que Jesús esperaba de cada uno de sus discípulos. Pedro fue uno de los primeros discípulos de Jesucristo; Quien dejó todo para responder y obedecer a su llamado.
Hay mucho que aprender sobre la vida de Pedro. Un hombre lleno de testimonios. Era apasionado, decidido, participativo, líder, impulsivo... En esta ocasión, no hablaremos mucho de sus cualidades, sino del acto que le llevó a caminar sobre el agua.
La biblia nos cuenta un hecho donde Jesus ordenó a sus discípulos (12), después de un largo día de trabajo, de cruzar al otro lado del lago mientras Él despedía a las multitudes. De ahí se fue a orar a solas. Mientras tanto los discípulos ya muy lejos de tierra en una barca luchando contra una tormenta. Aunque había pescadores en la barca, quienes por supuesto sabían nadar o acostumbrados con las mareas altas; la situación de aquella noche era temerosa. Luchaban durante horas, hasta que alrededor de las 3am, terminando de orar, Jesús fue a ellos caminando sobre el mar. Jesús en ocasión anterior cuando hubo una gran tempestad, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza ( Mr. Mr 4.35-41; Lc. 8.22-25; Mateo 8:23-27). En esa ocasión decidió caminar no sobre un agua tranquila, sino con fuertes tormentas y mareas altas. Cuando los discípulos lo vieron andar sobre el agua, se asustaron, y gritaron llenos de miedo: —¡Es un fantasma! (Mateo 14:22-26) ...
Eran 12 discípulos en el barco. Aparte del susto, no sabemos cómo reaccionaron los once, pero uno de ellos (Pedro) hizo lo que los demás no se atrevían a hacer. Pedro en medio de la tormenta, vio que había una oportunidad para una aventura de fe; Una oportunidad de caminar sobre las aguas, y la aprovechó.
Una aventura de fe no tiene nada que ver con poner su vida bajo riesgo o tomar sus propias iniciativas para tentar o poner a prueba a Dios. La aventura de fe que Pedro está a punto de hacer, discierne entre la fe y la locura, entre la creencia y la ignorancia.
La biblia dice en Mateo 14:27-28:
Pero Jesús les habló, diciéndoles: —¡Calma! ¡Soy yo: no tengan miedo!
Entonces Pedro le respondió: —Señor, si eres tú, ordena que yo vaya hasta ti sobre el agua.
Por algo Mateo había incluido este detalle en el relato. Me pregunto ¿Por qué Pedro no se saltó al agua al oír la voz de Jesús? ¿Por qué pidió permiso antes de salir de la barca? Tuvo una razón muy importante, Pedro aunque, se podría decir que fue una persona muy emocional, impulsivo, siempre era el primero en actuar, el primero en opinar…pero, supo que las aventuras espirituales o de fe no son como los deportes extremos, no son necesariamente de tomar riesgos sino de caminar en obediencia. El coraje, la valentía solamente no es suficiente, se tiene que acompañarse del discernimiento y la sabiduría. En otras palabras, se tendrá que discernir entre la autenticidad del llamado de Dios o si es simplemente un impulso de ignorancia.
Pedro era un pescador muy experimentado, sabe muy bien el mar y presuntamente supo nadar; pero lo de caminar sobre el agua no era de su especialidad. Pedro creía que era importante antes de salir de la barca, asegurarse que Jesús estaba de acuerdo. Entonces, pidió al Verbo de Dios que le ordenara. ¿Sabía usted que la obediencia es uno de los 4 pilares de la fe? Puedes leer en este blog el círculo de la fe para más detalles.
Si el estar dentro de la barca, la zona de confort y, supuestamente el refugio y fortaleza de ellos, no estaban seguros; los otros once discípulos tenían todas las razones del mundo para no querer salir de ella. Mientras todos estaban atemorizados dentro de la barca, en medio de la tormenta, lejos de tierra, a altas horas de la noche y densas tinieblas; Pedro hablaba con alguien que parecía ser un fantasma y le pidió que fuera hacia él. ¡Increíble!
Muchas veces oímos predicaciones sobre la falta de fe de Pedro porque se hundió. Pero, en realidad Pedro tenía suficiente fe para creer que él también podía participar en esta aventura que Jesús estaba obrando. Pedro confiaba en la palabra y la autoridad de Jesucristo para que si Él ordenara algo, sucederá. Pedro reconoció que era una oportunidad única para explorar y dejó por atrás el miedo. Aunque más adelante Jesús le dijo: “Qué poca fe tienes…” Pero, esa poquita que los demás discípulos no tenían y, tú y yo no tenemos, nos ha mantenido en nuestras barcas, a algunos en sus barcos, yates o cruceros sin salir. Con esa poquita fe, Pedro se quedó en la historia, hizo lo imposible, caminó sobre el agua.
Esa poquita fe, era suficiente para sorprender a Jesucristo. Salir del barco era el regalo más grande de Pedro a Jesús; y la experiencia de caminar sobre el agua, experimentar el poder del Dios Altísimo era el regalo más grande Jesús a Pedro.
Esa poquita fe fue un impulso de confianza para los demás discípulos, para tener un entendimiento más profundo sobre el Maestro. Pudieron ver como nunca antes podían dejar sus destinos en las manos de Cristo.
Antes de continuar, quiero que te pongas en el lugar de los discípulos. ¿Qué harías? ¿Seguirías a Pedro? ¿Esperarías hasta que Pedro llegue a Jesús para tomar tu turno?
La verdad es que, Jesús no exigió a nadie salir de la barca. Les presentó la oportunidad, pero la decisión es personal. Para salir de tu barco, tienes que hacerlo tú mismo. Si quieres experimentar cosas nuevas en Dios, tienes que tener el coraje para hacer cosas nuevas. Y una de ellas, es el salir de tu barca. Fue una oportunidad única, la biblia no vuelve a mencionar que hubo otras, tampoco Jesús no regañaba a nadie por no intentar, pero si tomó notas.
Entonces qué hacer?
Cierto es, los barcos tienden a ser seguros, confortable, manejables y con menos riesgos; por otro lado, el agua es peligroso, hay mareas, tiburones y riesgos de ahogarse. Pero, hay una garantía cien por ciento que si tu no salgas de tu barco nunca caminarás sobre el agua. Además, ¿Quién dijo o garantizó que las barcas iban a aguantar para siempre? Estudios han reportado que las zonas de confort es el lugar más peligroso para estar. Asimismo, al permanecer en su zona de confort, existe el riesgo de estancarse y volverse complaciente. La vida puede empezar a parecer monótona y aburrida si te apegas a lo que ya sabes, lo que te impide experimentar nuevas perspectivas, ideas y aventuras.
Seguir a Dios es una aventura que nos invita a confrontar el confort de la rutina existencial.
¿Qué es mi barca?
Talvez dices: Yo no tengo barco hermano”. Claro que sí. Tu barc@ es todo lo que representa seguridad y protección para ti aparte de Dios. Es todo lo que tú estás tentado a poner tu confianza, sobre todo cuando las cosas van mal. Es todo lo que te mantiene confortable y que no quieres soltar cueste lo que cueste. Es todo lo que te detiene/impida a tomar aventuras espirituales o dar el salto de fe. Puede ser el trabajo, tu cuenta de ahorro, la ciudad natal o incluso tu familia. Te podría dar una lista muy larga pero en resumen es esto: lo que más te da miedo de dejar o perder. La verdad es que, si le pedimos a Dios la ayuda necesaria (dirección-tiempo-lugar) para salir de nuestro barco, con mucho gusto nos ayudará.
Es tiempo de salir
¡Espera! Salir del barco no garantiza que todo vaya bien, pero si garantiza el progreso. Se esperan problemas, demoras y altibajos. Puede haber críticas y burlas, pero tu éxito será motivación para otros. Pedro lo sabía también. Hay que notar que Pedro no pidió a Jesús ninguna promesa (de no hundirse o que no le pasará algo), pidió una orden (Mateo 14:28). No pidió ninguna garantía (de ser levantado si cae), solo la oportunidad. Vamos a ver a cámara lenta lo que pasó.
…Entonces, Pedro, después de recibir la luz verde, se acercó al borde de la barca, se puso un pie cuidadosamente al agua. Mientras que los demás discípulos estaban viendo. ¡Qué espectáculo! Y con determinación puso el otro pie y se dejó ir bajo el poder de Jesús. Por la primera vez en la historia un simple mortal, un hombre ordinario está caminando sobre el agua. Te puedes imaginar que tan feliz estaba Pedro y también Jesucristo al ver a su alumno progresando. Algo que podemos tomar en la aventura de Pedro. Si tu decides salir de tu barca: camina con fe, abre los ojos de fe, usa tus oídos de fe. Porque para ver por medio de la tormenta se necesitan ojos de fe. Hay bastante realidad (razones) para quedarte en tu barca y solo la fe para salir. Por un momento, todo iba bien. Pedro dio varios pasos. Pero, de repente, pasó lo que todos sabemos. La realidad le ganó y dejó de ver con los ojos de fe. Cambió su enfoque de Cristo hacia la tormenta.
¿Fracasó Pedro? Creo que no. Si El tuviera otra oportunidad estoy seguro que lo haría hasta la meta. Porque aprendió. En contraste, tú y yo podemos opinar por ahora, pero quién sabe nuestra reacción si se nos presentará vivirlo.
El fracaso no existe, es más bien un juicio acerca de un evento. El fracaso es una manera de ver los resultados. Lo que para uno puede estar mal para otro es un gran progreso. El fracaso no es lo que te forma, sino la manera en que respondes ante la adversidad “el fracaso” lo que te forma.
Si tú eres de los que sí creen en el fracaso. Pues, el peor fracaso no sería el hecho de hundir o caer en el intento, sino el hecho de no haber salido del barco (no intentar).
Conclusión
A veces se necesitan ojos de fe para ver la presencia de Dios, y unos oídos espirituales para reconocer su voz. En medio de la tormenta, a simple vista no vemos más que el terror, la calamidad y la desesperanza. Solo con la fe, sabemos que no importa la situación que sea, Dios nunca nos dejará solos. Pase lo que pase, Él tiene control.
Hemos llegado a la conclusión de que hay peligro en salir así como en quedarse en tu barco. Acude ante Dios y que mediante su espíritu Santo le ayude a discernir su voluntad. Los tiempos de Dios son perfectos, porque él sabe en qué momento-lugar-dirección para actuar.
Hermano le animó a dar el salto de fe, porque los que salen tienen dos posibilidades: Una, Si fracasan, Jesús estará ahí para levantarse, no van a estar solos en esto. Segunda, No van a fracasar.
Si aún crees que es mejor quedarse en tus barc@s, sin hacer el intento, pues te cuento que hay muchas buenas razones por las que deberías de salir del barco (tu zona de confort). Pero te voy a dejar con una, la más importante: En el agua, ahí está Jesús. Y eso, es lo que motivó a Pedro, estar con su Maestro donde sea que esté.
No te dejes engañar por las tormentas, las mareas y el temor; el Maestro tiene control. Herman@s, les invito a esforzarnos a estar donde Él está aunque nos duela o cueste.
Que Dios en su amor y gracia los bendiga! La Paz de mi Señor y Salvador Jesucristo permanecen con ustedes!
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