Referencias biblicas:
Salmos 1:1-3, Salmos 19:14, Salmos 104:34, Filipenses 4:8, 2 Timóteo 2:7,
Salmos 16:8, Salmos 63:6, Salmos 119:15-16, Josué 1:8, Salmos 77:12,
Salmos 143:5, Salmos 145:5, etc.
La meditación es parte fundamental de la biblia, pero, en la actualidad su uso se ha limitado principalmente a la práctica de las religiones orientales, y para el cristiano, ha sido arrojada a una esfera casi obsoleta y prohibida.
Muchas veces la biblia se ha referido a la meditación. Meditar en la palabra de Dios. Cierto es, no hay que confundir la meditación que la Biblia nos invita a hacer con la práctica oriental que hoy en día muchos están practicando como deportes o ejercicios de relajación.
La finalidad de la meditación es conocer más a Dios, estar en su presencia, tener comunión con Él y escuchar Su voz. Lo que nos conviene ya que, estar en su presencia trae paz y tranquilidad.
Lo importante es que estemos a solas con el Señor para descubrir su dirección y su propósito para nuestra vida.
Beneficios de la meditación:
La dirección personal, la sabiduría, el discernimiento, una visión clara y una obediencia agudizada. (Salmo 119:97-100)
Prosperidad y bendiciones (todo te saldrá bien). Josué 1:8
Una nueva perspectiva. Las cosas que nos preocupan pierden su importancia.
La paz. Juan 14:27
Una actitud positiva. No podemos esperar que llegue mañana para levantarnos a ver lo que Dios hará en nuestra vida...
La intimidad personal.
La purificación.
La pasión por la obediencia. El hombre sin educación que sabe meditar en el Señor ha aprendido más que aquel con mucha educación que no sabe meditar.
La meditación es la forma en que Dios corona nuestra vida del éxito suyo y da prosperidad de alma, espíritu y cuerpo. Es también un catalizador para vivir obediente.
La esencia de la meditación consiste en un periodo de tiempo apartado para contemplar al señor, escuchar su voz y dejar que el sature nuestro espíritu.
La meditación es simplemente cuestión de dedicar nuestro tiempo a disfrutar rica comunión con nuestro Señor y Salvador personal.
Nuestro espíritu se nutre de la sagrada palabra de Dios, es decir, la palabra es el pan, pero el pan no se como todo entero, sino en pedazos o bocadillos y, eso se obtiene con la meditación.
4 principios para meditar
Revisar el pasado.
Porque al hacerlo veremos patrones que Dios ha entretejido en nuestra vida. Recordar el pasado es una manera de agradecer, de no ser ingrato a todo lo que él había hecho por ti, tu familia o nación. David lo hizo en 2 Samuel 7:18;
Reflexionar sobre Dios
Al comenzar a reflexionar acerca de Dios, deberíamos considerar tres facetas: Su grandeza, su gracia y su bondad. David lo hizo en 2 Samuel 7: 19-21; A la luz de la presencia y la grandeza de Dios nada es imposible en nuestra vida. Nuestras cargas se disipan en su misma presencia.
Recordar las promesas de Dios
En las escrituras, el Señor nos ha prometido paz, refugio, provisión o sustento y protección. Estas promesas son propiedad de cada uno de sus hijos. Cuando meditamos en Dios y recordamos lo que nos promete en su palabra, nuestra fe aumenta y nuestros temores se disuelven. David también lo sabía 2 Samuel 7:28
Hacer un pedido
No debemos limitarnos solamente a escuchar, también hay lugar para pedir algo. David también lo entendía 2 Samuel 7:29
No limitarse a pedir a Dios que bendiga a su familia; pídele su perpetuo favor para permanecer en su camino, etc.
Requisitos o principios para meditar:
Fijar un periodo de tiempo: desde algunos minutos a horas.
La quietud. Nos lleva al punto donde podemos concentrarnos. Salmo 46:10 “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios”.
El aislamiento. Dios quiere estar a solas con nosotros porque quiere nuestra atención total y completa. Marcos 1:35 El Señor Jesucristo también lo hacía.
El silencio. Hay ocasiones él quiere que estemos sentados en su presencia en silencio. No siempre que seamos nosotros los que hablen. Isaías 30:15
El autocontrol. Es posible que tengamos la sensación de que no pasa nada exteriormente. El hecho de que no podamos detectar cómo obra Dios no significa que no esté actuando. 1 corintios 9:27,
Crear una rutina. Tomar medidas concretas cada día para controlar su mente, su cuerpo y su vida. Proverbios 8:34
La postura: a Dios no le interesa la posición o postura que adopte nuestro cuerpo, sino la posición que adopta de nuestro corazón.
La sumisión. Humillarse delante de él. La rebelión es la antítesis de la sumisión. La actitud de entrega total, resulta vital para escuchar lo que Dios tiene para decir. Santiago 4:10
En fin, son decenas los versículos que hablan de la meditación. En el salmo 1:1-3 Dios nos invita a meditar en su palabra día y noche.
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