Existe una amplia diferencia entre estos dos conceptos para
un cristiano. Dar gracias es lo que hacemos todos comúnmente, cuando
alguien nos ha sido útil y, muy pocas veces ser agradecido con esta persona.
Dar
gracias o decir gracias es una expresión de reconocimiento y gratitud, valga la
redundancia, que aprendimos desde la niñez a expresar cuando alguien nos ha
ayudado o servido o dado; y tiende a ser olvidado desafortunadamente dicho
momento conforme pasa el tiempo.
Sin embargo, ser agradecido, es algo propio de cada persona,
el resultado de la conciencia y gratitud de apreciar al máximo el momento de
que alguien nos ha sido útil, cual nunca se olvidará en nuestra conciencia. Lo
considero como un valor muy importante que ayuda a desaparecer todo tipo de
ingratitud (ingrato) en el corazón del hombre.
Hay un proverbio que dice “Sé agradecido porque el reconocimiento nutre el alma y la bondad” ¿A quién
le gusta ayudar a un Ingrato? A veces somos rápidos en recibir, pero lentos
para dar las gracias. Muchas veces, un aplauso, unas gracias o unas palabras de
aliento valen más que el dinero, pero los descuidamos. No debemos subestimar
las cosas que recibimos y darlas por hecho. En cambio, debemos mostrar gratitud
por todo aquello que tenemos y en todas situaciones. En la Biblia existen
muchos ejemplos de cómo y por qué debemos ser agradecidos: Salmo 105:1, 1 Tesalonicenses
5:18, Efesios 5:20 y Filipenses 4:6 por mencionar algunos.
Actitud de agradecimiento:
- 1. Agradece a Dios de antemano por lo que hará.
- 2. Agradece siempre a Dios por todo lo que ha hecho.
- 3. Agradece en lo bueno y en lo malo.
- 4. No da por hecho nada, agradece aun por lo mínimo que podría parecer las cosas.
- 5. Cumples con lo que prometes a Dios (Él nunca se olvida).
- 6. Nunca olvides que somos NADA sin Dios, porque sin el nada podemos hacer.
- 7. No dejes pasar el tiempo y momento para agradecer.
- 8. Recuerda que el agradecimiento nutre el alma y alienta la bondad.
¿Qué es la gracia?
Por otro lado, la gracia
va más allá de los anteriores. La gracia es tener misericordia de alguien, dar
chance a alguien, dar otra oportunidad a alguien. Supongamos que llegues tarde
a tu clase sabiendo que la puntualidad es indiscutible (intolerable,
inaceptable, etc) con este maestro y, aun asi te dice: Pase usted y no vuelvas
a llegar tarde. Has recibido una gracia
de tu maestro. Asi es la gracia de Dios,
pero con la diferencia de que es inagotable
(Salmo 106:1). Es decir, no tiene límite. Puedes llegar tarde todos los días,
¿qué libertinaje? No, no te confíes, él quiere que tú seas responsable sin
tener que imponerle disciplinas como la impuntualidad. Sabiendo que eres tu
quien será afectado en el examen final.
Le invito querido
lector, No mal gastes la gracia de
Dios, cierto es inagotable, pero tu vida, si, es agotable. (2
corintios 6:1)
Dios es igual amoroso que justo. No te equivoques. Donde entra la
justicia termina su amor y donde empieza su amor acaba la justicia.
¿Cuál es su finalidad?
La gracia tiene una finalidad o un propósito bien claro, no
es porque le pega la gana al quien lo practique, sino es para mantener el lazo
de unión, para el progreso, la continuidad de relaciones. En el ejemplo del
maestro, probablemente no quiso que el alumno perdiera la lección del dia, que
siguiera la armonía del grupo.
“Se agradecido para con Dios y, el nunca dejará de servirte”.
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