jueves, 17 de agosto de 2023

Jesús la luz que brilla en las tinieblas

 

Palabras claves: Luz, vida, tinieblas, Jesucristo.

Versiculos: Juan 1:4-9, 3.19, 8:12, 9:5, 12:35-36;

Isaías 42:16, 2 Corintios 4:6


Intro 

Sin duda, todos sabemos lo importante que es la luz. La luz es importantísima ya que es fuente de vida y energía para los seres vivos. Sin ella, por ejemplo, las plantas no podrían realizar la fotosíntesis y se rompería la cadena alimenticia, por lo que nosotros y el resto de los seres vivos nos extinguiríamos.

En el principio de la creación cuando sólo había tinieblas, vemos que también estaban el caos, desorden y el vacío. No se apreciaba nada bueno, nada extraordinario. Pero cuando Dios Todopoderoso, quien es el Creador vio la necesidad de crear y obrar en la tierra, lo primero que hizo fue la LUZ. 

La luz no se trata solamente de iluminar nuestra vista, sino también es fuente de conocimiento, de sabiduría, de verdad, de exposición, de exploración y creación, y de la vida misma. De la misma manera la tiniebla(s) no se refiere solamente a la oscuridad y a la mentira sino también a la confusión, la ignorancia, el caos y por ende, la muerte.

El propósito de este trabajo es invitarte a despertar. A eso me refiero “Abrir tus ojos” no solo para ver, sino admirar o contemplar. Que tan claro o oscuro es el mundo que te rodea. Que tan perdida estás. Que tan iluminada es tu ser interior.


 

Desarrollo 

¿A quién le gusta la oscuridad? Categóricamente a nadie. Una de las razones es que siendo humanos somos seres de luz. No fuimos creados para andar en la oscuridad. A diferencia de ciertas especies de animales que tienen esa capacidad; sus ojos están desarrollados para ver de noche en densas tinieblas. A Dios tampoco le gustan las tinieblas, por lo mismo antes de crear el mundo que conocemos, antes de darle forma y contenido a la tierra lo primero que dijo fue: ¡Que sea la luz! (Génesis 1:3). Al Creador del universo no le gusta trabajar en la oscuridad, aunque lo mismo le son las tinieblas y la luz ante sus ojos (Salmos 139). 


La santa escritura no dice que: Jesús es la luz (Juan 3:19). Pero no cualquier luz, es la verdadera Luz que alumbra a todo hombre (Juan 1:9) y que resplandece en las tinieblas (Juan 1:5). A diferencia del sol, su importancia no es la de iluminar de día ciertas partes del mundo, sino que emana dentro de cada hombre, siendo una luz permanente en su interior día y noche. A diferencia del sol su luz es admirable (1 Pedro 2: 9-10). Por lo tanto, al recibir la verdadera luz que es Jesucristo, has desprendido todos lienzos de tinieblas en tu vida.

¿Te has encontrado alguna vez en un lugar tenebroso o intentado caminar de noche donde no había ninguna luz? Puede ser que te hayas atropellado varias veces los pies u otras partes. ¿Te acuerdas de las sensaciones que sentiste, las imaginaciones que tuviste, de la velocidad de tus pasos, de la impotencia de tus ojos…en ese momento? 

La palabra de Dios dice, vivir una vida sin Cristo Jesús es vivir en la oscuridad. ¿Cómo es posible vivir en la oscuridad, si no fuimos creados para ello? Es posible. Ya que el ser humano es un ser super adaptativo. Y cuando te adaptas en la oscuridad, pierdes la realidad de la verdadera luz. Pero, indistintamente que te adaptes o no, si el caminar en la oscuridad es un caos, mucho más es el llevar una vida en ella.

Después del pecado de Adán y Eva, la oscuridad volvió a apoderarse de la tierra. Esa vez no físicamente, sino mental y espiritualmente. Pero con el mismo fin de alejar la presencia de Dios. Fuimos cautivados por el poder de las tinieblas por generaciones. Pero Jesucristo, la poderosa luz que brilla en las tinieblas, la luz inquebrantable que no puede ser vencida o apagada por nada y nadie (Juan 1:5); vino sobre la tierra para liberarnos de la cautividad por medio del perdón. Dios nos rescató del poder de la oscuridad y nos hizo entrar al reino de su Hijo amado, quien pagó el precio de nuestra libertad y así tenemos el perdón de nuestros pecados. (Colosenses 1:13-27). 

Usted y yo sabemos que donde hay luz huyen las tinieblas. Nadie sabe dónde se meten, en donde se esconden, pero se esfuman. Por muy grande que pueda parecer la oscuridad, la luz lo vencerá. Jesús es la luz del mundo. Lo asombroso es que, lo es a través de nosotros que creemos en él, porque su luz brilla en nosotros.

Jesús es el FARO de luz en el cual debemos poner nuestros ojos para guiar nuestro camino. Su luz es tan potente que nos puede alcanzar desde cualquier lugar donde nos encontremos en el mar. No importa en qué partes de las aguas te encuentras, que tan altas son las mareas, levanta tus ojos hacia el poderoso faro JESUCRISTO para guiar tu camino.


Siendo un faro:

  • Activa nuestra conciencia sobre la verdad. El faro no impide, ni obstruye, ni exige que caminos ha de tomar el marinero; por lo contrario: avisa, conscientiza, informa del peligro que ha de procurar evitar.

  • Provee seguridad y esperanza. Un faro protege vidas, orienta de los peligros del camino (seguridad) y a la vez marca una entrada segura a los puertos (esperanza de llegar a tierra).

  • Demuestra fuerza y resiliencia: Los faros están construidos para resistir tormentas poderosas y aguas turbulentas del océano. Podemos confiar en Jesús en cualquier situación y para cualquier cosa.

 

Verdades sobre la luz:

.- La luz simboliza la presencia de Dios. Dios es luz pura, en él no hay ni sombra ni mancha de oscuridad (1 Juan 1:5). 

.- Dónde está/opera Dios hay luz. Génesis 1:1-4 

-. Andar en la luz es andar en la verdad:  Los labios mentirosos son abominación a Jehová, pero los que actúan con verdad son su deleite (Proverbios 12:12).

-. Andar en la luz es tener comunión con Dios y andar en su camino: Si decimos que tenemos comunión con él y andamos en tinieblas, mentimos y no practicamos la verdad; 7 pero si andamos en la luz, como él está en la luz, tenemos comunión los unos con los otros, y la sangre de Jesucristo, su Hijo, nos limpia de todo pecado (1 Juan 1:6).

.- La luz permite apreciar y contemplar la belleza de las cosas. 

.- Donde hay luz hay bondad, amor y paz.

.- La luz no esconde secretos, es transparente, opera a la vista de todos.

.- Mantener la luz requiere esfuerzo, ya que lo bueno cuesta.

Verdades sobre la oscuridad

.- La oscuridad no es nada mas que la ausencia de luz visible.

.- La oscuridad por lo contrario, simboliza el desorden, la vaciedad, la duda, la apariencia equivocada, la mentira, el engaño, el riesgo, etc

.- Andar en la oscuridad es andar en el pecado, en tus propios caminos.

.- Donde hay oscuridad hay inseguridad, desconfianza, miedo, corrupción, mentira, etc.

.- La oscuridad esconde secretos. Más bien no tiene verdad.

.- Es más fácil mantener la oscuridad. Pues aparece solo, sin esfuerzo tuyo.


Conclusion 

Jesús es la luz que brilla en la oscuridad del mundo que nos rodea y en nuestras propias vidas. ilumina la verdad del mundo para que no tengamos que permanecer cautivos en nuestras viejas costumbres, sino que podamos ser transformados por él a través del perdón.


Sin su luz brillando en la oscuridad, no sabríamos la verdad. Así como nosotros tropezamos en la oscuridad sin luz física, nuestro espíritu y/o ser interior tropeza sin la luz de Jesucristo.


Jesús es la luz que ilumina nuestro camino. No importa cuan oscura puedan parecer las cosas, la vida o el futuro a tus ojos, fuimos llamados para caminar en la luz de Jesús. Tenga la certeza de que no hay nadie, ningún poder sobrenatural que pueda apagar la luz de Jesús. Tampoco hay nadie que nos pueda separar de su amor y su luz (Romanos 8:38). Si él pudo dejar el cielo para venir a librarnos de la cautividad de las tinieblas es porque le importamos muchísimo. Es momento de pedirle que siga iluminando el camino de tu vida y que su luz brille en ti día tras día por la manera que ames a otros. Recuerda que somos la luz del mundo (Mateo 5: 14-16) es momento de brillar no solamente para nuestro andar, sino también para los demás.


¡Que la poderosa luz de nuestro Señor y Salvador Jesucristo te alcance en profundidad e ilumine tu vida para siempre!

miércoles, 19 de julio de 2023

Celebrar el progreso

 

“El progreso casi no cuenta pero cuenta mucho”



Palabras claves: progreso, proceso, celebrar

Intro

Vivimos en un mundo donde lo que importa es el logro, el resultado final. La gente celebra la inauguración pero no la iniciación, la cosecha pero no la siembra, celebran al último. Pasan por desapercibido todos los tiempos, esfuerzos, altibajos y contratiempos que tuvieron que enfrentar durante la construcción del proyecto; en otras palabras: el proceso. Tanto es así, que en el ámbito político tendemos a dar más créditos a un gobierno que inaugura una infraestructura no terminada de la administración anterior, sin dar créditos también a los iniciadores.


Los cristianos, esta cultura de celebrar al último, también la llevamos en nuestra relación con Dios. Casi siempre celebramos la promesa, el logro o la bendición que Dios nos ha dado, pero olvidamos el proceso. Decimos cuando las cosas cambien, cuando salga de este problema, cuando vea mi rompimiento, cuando me cure de esta enfermedad, cuando tenga un buen trabajo…voy a dar la gloria, alabar y agradecer a Dios. Mientras que sabemos que los cambios se dan paso a paso, etapa por etapa, es todo un proceso para llegar a lo deseado. ¡Que tal si empezamos a agradecer y celebrar los pasos que hemos dado, las etapas que hemos cambiado! Es decir el progreso. Dejamos todo para el final, lo que ha sido un gran error de nuestra parte y el enemigo lo ha usado en nuestra contra. 


Desarrollo 

El progreso cuenta mucho. Los cristianos, necesitamos desarrollar una cultura de celebración que es a la vez una poderosa arma contra el enemigo. Cuando digo celebrar me refiero a: agradecer, alabar y glorificar a Dios. Es también, estar alegre, sin dejar de orar y estar agradecido en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo (1 Tesalonicenses 5: 16-18). Hay que empezar a celebrar el progreso. A cada paso que damos celebramos, a cada escalón que subimos celebramos, a cada fase que cambiamos celebramos. Sabiendo que no estábamos ahí, nos estamos acercando a la promesa. Muchas veces nos enfocamos en lo mucho que nos falta para alcanzar la meta pero no miramos hacia atrás para ver el larguísimo camino que ya hemos recorrido gracias a Dios para estar donde estamos. Aunque todavía no hemos llegado, hay que celebrar el progreso.


Si no hay proceso no hay progreso. Muchas veces después del servicio de domingo donde habíamos escuchado felizmente promesas de Dios pero llegando a la casa o en el trabajo vivimos otra realidad, es el proceso

El proceso es el camino a seguir para llegar a una meta. Es la práctica o evaluación de lo aprendido, de nuestra fe. Cada promesa tiene un proceso a seguir para conseguirla. La promesa es emocionante, reconfortante, motivante, pero cuando hacemos frente al proceso tendemos a olvidarla. Eso es porque durante el proceso el enemigo (los obstáculos, los muros, las cadenas, los ataques…) juega sus últimas cartas. Si no somos prudentes e inteligentes, el enemigo nos puede confundir y hacernos creer que la promesa no es real.


Se predican, cantan y enseñan acerca de las promesas de Dios, pero pocas veces acerca del proceso. Y claro es difícil de hacerlo, porque el proceso no es universal, cada uno puede pasar por un proceso distinto para lograr una misma promesa. A uno poco tiempo le basta y al otro un poco más largo.

A cada problema hay una solución. Las promesas de Dios son soluciones. Pero del problema a la promesa hay un largo camino que se llama el proceso y este último se supera con el progreso.


No se si a alguien le ha pasado que después de haber escuchado una predicación o leer un pasaje, y luego le pasan cosas para ponerse a pruebas de lo que habías escuchado o leído. Los procesos bien adaptados fortalecen la fe. Si nunca has tenido problemas, nunca tuviste que cruzar las aguas o pasar por el fuego jamás entenderás la promesa de que Dios estará contigo en medio de las tormentas. 

Celebrar la bondad de Dios aunque no hayas visto la luz al final del túnel. No guardes tus alabanzas hasta que veas cumplir la promesa de Dios en tu vida, dárselas desde en el progreso. Si notas algún progreso alaba a Dios!


Hermano en Cristo, es en el medio del proceso donde Dios sacará lo mejor de nosotros. Por eso, en el desierto, el caos o el proceso es donde se adora, se hace fiesta y se celebra. Le recomiendo escuchar esta canción “El proceso” de Nancy Amancio. 


Conclusion 

No sabes cual impacto tiene el alabar a Dios durante la adversidad. El enemigo no entiende el porqué y está muy frustrado. Imagínate un opresor que está castigando a su cautivo, y ve que esta persona está más feliz que nunca. Se enfurecería mucho. Los resultados o reacciones no deseados no son aceptables para nadie. El enemigo entiende muy bien el proceso y es ahí donde juega su última carta. Nosotros al entenderlo también, por favor, jugamos nuestras cartas: el celebrar, confiar, perseverar… en Dios.

¿No has pensado qué te has tardado demasiado en celebrar la bondad de Dios en tu vida? Que esperas para empezar hoy mismo.. 

Hermano estás tan cerca para abandonar ahora. Has luchado tanto para abandonar ahora. Has orado tanto para abandonar ahora. Siga confiando en las promesas de Dios celebrando en cada momento. No esperes a nadie para decirte que lo has logrado, que has progresado…créalo tú mismo, celébralo tú mismo!


Has perdido tu trabajo ciertamente estás pasando por un duro proceso, pero ahora que tienes más tiempo libre alaba más a Dios, tu negocio aún no está donde quisieras alaba a Dios porque sigue en pie, Dios no te ha contestado alaba y agradece en la espera, no has visto tu rompimiento alaba…cuando celebras durante el proceso, estás ganando una batalla sin darte cuentas; Estás conquistando tu Jericó sin pelear.


La ciudad de Jericó estaba “bien cerrada” nadie entraba ni salía (Josué 6:1). A veces podemos sentir que al igual que Jericó nuestras promesas están “bien cerradas” o inadmisibles, que nunca las podremos alcanzar; Que a estos pasos que vamos, con estos recursos y herramientas que poseemos no las lograremos. Pero recuerda que el que hizo la promesa es digno y poderoso para cumplirla. 

Aunque no veas la mano de Dios tocando a tu muro de Jericó, haz lo que te corresponde, camina en el proceso (dar las vueltas) celebra los progresos que has hecho (cada vuelta es un paso más en la conquista de Jericó) en su momento verás la gloria de Dios.

¡Que Dios te bendiga!